Los residuos peligrosos son, a menudo, un problema en la gestión de este tipo de sustancias y que debemos tener los conocimientos necesarios para solventarlo. No solamente por la seguridad de nuestra empresa, en cuenta a aspectos legales, sino también y, sobre todo, por no provocar accidentes en la zona próxima a nuestro ámbito de acción.
Se considera un residuo peligroso aquel cuyas propiedades lo hacen nocivo para el medio ambiente y la salud humana, ya sean de origen industrial o químico. Algunas de las características para considerarse residuo peligroso son: explosivo o que se inflame con facilidad, tóxico, irritante, oxidante, nocivo, corrosivo, con propiedades cancerígenas, etc…
¿Cómo tratar un residuo peligroso?
La primera premisa del tratamiento de un residuo peligroso es reducir lo máximo posible la cantidad de desechos en su origen o, incluso, reciclar los materiales. A continuación te detallamos algunos métodos que pueden aplicarse:
- Mediante el método químico podemos realizar el intercambio iónico, oxidación y reducción, precipitación química y neutralización. Básicamente, mediante esta práctica se pretende transformar los residuos peligrosos en gases no tóxicos.
- Sin embargo, con el método térmico, se utilizan las altas temperaturas para la incineración de los materiales. Este método no es del todo perfecto, ya que emite gran cantidad de gases que provocan la contaminación del aire.
- El método biológico es el más usado en el tratamiento de residuos orgánicos, se trata de mezclar en una extensión de tierra los residuos con la superficie del suelo.
- Concentrar, solidificar o reducir el volumen de residuos es lo que se realiza en el método físico, a través de la evaporación, flotación, sedimentación y filtración.
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